domingo, 18 de abril de 2010

LAZOS QUE NOS UNEN


CAPITULO I



Te veo reír a lado de ella mientras me escondo en las sombras, saludas y presentas a tu nueva esposa, mientras veo con impotencia tu felicidad adquirida.
- No deberías estar aquí – escucho una voz provenir de mis espaldas – ellos te matarían si se enteraran de tu presencia.


- No soy la única a quien matarían Sebastian – respondo con frialdad sin voltear a verlo – y lo que hago en este lugar no es de tu incumbencia.


- No lo es – acepto este mientra se interponía frente a mi permitiendo ver unos ojos de color negro – y sin embargo lo hace – miro con desesperanza mis ojos – en verdad crees que es sabio ver como el salido adelante mientras tu te estancas – sonrío con frialdad – en verdad tu crees que el te habría aceptado aun cuando te has convertido … - lo abofeteé


- Si tu maldito maestro no lo hubiese hecho yo estaría ahí – señale a la novia quien besaba tiernamente a Rafael – todo fue vuestra culpa – le reproche con ira.


- Si tu no fueras quien eres no estarías aquí – se río de mis replicas – será mejor irnos – me cargo entre sus brazos mientras yo recargaba mi cabeza en el con lagrimas de ira – siempre pudiste haberle contado y arrepentirte de haberlo hecho – inicio a correr a gran velocidad.


- Porque lo hicieron – me limite a preguntar sin obtener ninguna respuesta por lo cual inicie a reprocharme, si tan solo le hubiese contado lo que me sucedió, el tal vez lo habría aceptado o tal vez se hubiese limitado a matarme por aquel acto del cual no fui responsable, me habría aceptado y se habría puesto en contra de aquellos que quisieran lastimarme y utilizarme o habría observado como lo hacían, ahora era imposible saberlo, después de todo, tardaste más en terminar conmigo que en lo que te casaste, a pesar de las promesas que me habías hecho, a pesar de que era tu prometida, au recuerdo como terminaste conmigo ese fatídico día;


- Luna – reía Samantha mientras jugábamos – es bueno que te encuentres bien – sonrío mientras besaba mi mejilla – después de todo, nos tenías súper preocupados por tu “enfermedad”.


- Lamento haberlos preocupados – dije con pena mientras recordaba el accidente – sin embargo ya me encuentro mejor.


- Si ya lo eh visto – se burlo mientras me dirigía una mirada inquisitiva – hablando de eso, ya has escuchado los mensajes que a dejado Rafael, después de todo no ha dejado de preguntar por ti.


- En serio – sonreí mientras me dirigía hacia el teléfono y me dispuse a escuchar los mensajes.

 Mensaje no. 1.- Luna Somerphile como te atreves a ignorar mis llamadas, después de que te dí a luz en verdad crees que es la mejor manera de tratar a tu madre, será mejor que te pongas en contacto con migo señorita.


Mensaje no. 2.- Luna soy Rafael, se que no es la mejor manera de decirte esto, pero al ver tu renuencia de venir a verme o de tan solo hablar conmigo, creo que si en verdad ya no te intereso es mejor dejar las cosas, después de todo, eh intentado de mas de una forma de estar contigo pero en estos últimos tres meses me has estado evitando, creo que lo mejor será que cada quien continúe con su vida, además creo que eh conocido a otra persona que podrá llegar a convertirse en aquello que necesito, espero que podamos seguir siendo amigos por aquello que aun siento por ti, adiós Luna.

 - Luna – dijo mi amiga mientras corría a abrazarme – vamos linda ese maldito no merece que derrames una sola lagrima por el.


- Porque lo has hecho – me distrajo de mis pensamientos una voz llena de ira – ya no perteneces al mundo de ese maldito – mire a un hombre de aproximadamente de cuarenta años que se encontraba frente a mi – por que no respondes – exigió mientras me limitaba a verlo con dolor – dímelo exigió mientras Sebastian se alejaba de el quien aun me cargaba en hombro.


- Maestro – Sebastian se enfrento al hombre causante de mi desgracia – ella no volverá a cometer ninguna estupidez como la que hizo hoy – me apretó aun mas en contra suya – este evento servirá para que ella apoye nuestro planes.


- Eso es lo que espero – lo miro con severidad – será mejor que la lleves arriba – me señalo antes de que Sebastian me alejase de el.


- No deberías hacerlo enfadar – comentó mientras me acostaba en la cama e iniciaba a arroparme – el no es alguien al que podamos enfrentarnos – se sentó a lado mío mientras iniciaba a jugar con mi cabello – debemos obedecerle durante el tiempo necesario, después veremos como de desarrollan los hechos.


- Porque lo haces – pregunte en un murmullo mirándolo sin mirarlo.


- Hacer que – sonrío con ternura lo cual me desconcertó.


- Porque eres tan bueno conmigo a pesar de la forma en que te eh tratado – recordé la primera vez que lo conocí, la manera y las veces que intente matarlo por haberme convertido en lo que era y aun mas cuando me entere el ser que mi amor era, eso solo logro convencerlo para que yo lo matara a pesar de que el solo quería ayudarme.


- Eres un pequeño bebé – sonrío con melancolía – no podía permitir que el maestro te tuviera para sus planes, no podría haberlo aceptado.


- Pero… -el salio de la habitación a una velocidad descomunal sin siquiera poder reprochar acerca de esa respuesta.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario